te he estado llamando horas
te toque el vientre, pasando por el ombligo y estacione mis dedos con
mi lengua resbaladiza y completamente delineada de cerezas rojas
Eyacule en tu espalda un millón de veces
hasta perderme en el orgasmo y no te encontraba mas que en tus pestañas largas y chinas que podrían llegar hasta las faldas de Alicia, ella otra más deseada y adorada por el cielo.
Regreso a mi conciencia,
convenenciera, injusta y desequilibrada.
podrían llamarme loco, disperso y tonto por una gota de sangre
menstruación que lamería y exprimiría con mi saliva
ardiente y electrónica
para teñirme y volverte a amar
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